sábado, 15 de mayo de 2010

El abuelo

Aquella mañana de primavera salió el sol por primera vez en muchos días. Lluvia, viento y nubes habían quedado atrás, y un límpido cielo azul acarició la ventana de José, que sonrió como sólo puede hacerlo un niño de cuatro años.
Mamá le besó suavemente para terminar de despertarlo, como hacía todos los días, y le puso el desayuno de costumbre: leche y galletas. Deprisa, porque Mamá debía ir a trabajar y José tenía que ir a casa del abuelo durante toda la mañana.
Se vistió deprisa, cogió la chaqueta azul de punto y corrió al coche, sentándose en su sitio. El trayecto fue de tan sólo unos minutos, durante los que José se acordó de lo triste que estaba su abuelo, sobre todo desde que la abuela se fue al cielo. Y llevaba unos días muy triste muy triste, toda la mañana sacando fotos viejas en blanco y negro, donde estaba vestido de soldadito y era muy joven y guapo y fuerte. Incluso un día sacó una camisa que era de cuando la guerra. Estaba rota por muchos sitios, pero limpia y muy bien doblada. Ese era su secreto. Cuando Mamá venía, José le decía que se lo había pasado muy bien, aunque hubiese estado viendo la tele y mirando al abuelo a hurtadillas por el hueco de la puerta, cómo miraba sus cosas del cajón con llave.
Pero esa mañana el abuelo estaba más contento que los días anteriores, y abrazó a José muy fuerte, como si no lo hubiese visto hacía mucho tiempo. Bajaron al parque y jugaron juntos, riéndose, abuelo y nieto, uno jugando y el otro mirando feliz. Subieron a casa y estuvieron leyendo un cuento de príncipes y princesas, hasta que llamaron a la puerta. Era Manuel, un amiguito del abuelo. No dijo nada, pero una extraña sonrisa cruzaba sus labios, y sus ojos centelleaban como los de un demonio. José se asustó mucho y se puso detrás de su abuelo, que abrazó a Manuel y le dijo:
- Por fin han cesado al hijoputa ese, no ha podido con nosotros
José no entendió nada, pero cuando Mamá vino a por él y le preguntó qué tal, le dijo que ese día el abuelo se había ido al cielo, con la abuelita. Mamá no preguntó nada…hacía mucho tiempo que no se hacía preguntas.

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