martes, 19 de enero de 2010

Absentismo laboral vs. presentismo laboral

absentismo.

(Del ingl. absenteeism, y este del lat. absens, -entis, ausente).


1. m. Abstención deliberada de acudir al trabajo.

2. m. Costumbre de abandonar el desempeño de funciones y deberes anejos a un cargo.

3. m. Costumbre de residir el propietario fuera de la localidad en que radican sus bienes.


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Como veis, uso la RAE para las definiciones, que de la wiki no me fío, je je.

Bien, vaya por delante que yo siempre había pensado que absentismo venía de absenta, bebida alcohólica de muy alta graduación, y que tras su ingesta difícilmente uno puede acudir a trabajar.

El absentismo laboral es uno de los caballos de batalla de las empresas, que ven cómo empleados se ausentan de su puesto de trabajo por una razón u otra.


La cosa es más o menos clara: una empresa es concebida para funcionar con un número determinado de personas, cada una con su función, estando todas ellas coordinadas. En el momento que una falla, traslada su trabajo a todas las demás, o lo pospone, con su consiguiente pérdida económica. Este es un mal a erradicar en lo posible pues sus consecuencias son obvias.

Pero existe (y leyendo bien la segunda acepción de absentismo creo que se refiere a esto) un fenómeno que todavía no se ha escuchado mucho: el presentismo laboral.

El presentismo laboral se produce cuando una persona está físicamente en su puesto de trabajo, pero no lo desempeña al 100%. O sea, su rendimiento no es el óptimo.

Es muy difícil estimar dónde está ese 100% para cada trabajo, pero es sencillo deducir que una ojeada a este blog en horario laboral no es precisamente productivo, lo mismo que echarse un cigarro o ir a tomar café cada hora. Se me puede rebatir fácilmente, pues de no hacerse esto, el tiempo restante se convierte en efectivamente improductivo, por simple hastío. Luego, sin justificar casos particulares, este presentismo sería incluso bueno.

Pero yo me quiero centrar en otro tipo de presentismo, que es el que a mi juicio mayor daño hace a una empresa. El de la persona que no sólo no trabaja cuando físicamente está en el puesto de trabajo, sino que además hace ver que está ocupado. Este presentismo ya no puede darse en trabajos medibles de forma inmediata por número de piezas producidas. Además, generalmente estos trabajos están tan automatizados que si la producción no es la esperada, hay que dar justificación de la misma. Y sin argucias.
Este presentismo se da en profesionales que tienen gran capacidad de autonomía y decisión, y por esto mismo suelen ser gente que ocupa cargos desde intermedios hasta muy importantes. ¿Y cómo se hace?. Pues muy fácil. Como he dicho, estos puestos son de gran independencia puesto que el resultado que se espera de ellos no está bien determinado en la mayoría de los casos, como por ejemplo-y ya que estamos en un medio informático como Internet- un técnico informático. Un técnico informático competente puede estar dos horas delante de un ordenador sin hacer absolutamente nada, y llegar su jefe y esperar media hora más y resolver el problema. Se pone la medalla y queda como Dios. ¡Tengo un técnico de la leche, no paró en dos horas y media hasta resolver el problema!¡Un hacha! El típico caso de tener un jefe que no tiene ni idea y hemos sabido venderle la moto.
Y así como éste, muchos casos. Un técnico de calidad puede estar perfectamente tomando el pelo a un jefe, y estar hasta arriba de papeles sobre la ISO 9001 todos los días... a sabiendas de que es un trabajo perfectamente inútil (que yo sepa, en ningún sitio de la ISO 9001 se dice que haya que tener papeles).
Podría poner muchos ejemplos, como jefes (y empleados) que no dan palo al agua hasta las seis de la tarde, que es cuando se supone que se terminan la mayoría de horarios de oficina. Entonces, los vemos ocupadísimos haciendo de todo, generalmente en el ordenador y/u organizando el mucho trabajo que deben de hacer. Claro está, salir del trabajo a las 9 de la noche queda muy bien, y da puntos.
También conozco casos en que las jornadas laborales se alargan en exceso, yo mismo he sufrido casos de ¡¡22 horas seguidas!!!, que si bien no era lo normal, sí lo era de diez u once horas. Es otro caso de presentismo laboral, en ese caso de mis jefes, que gracias a su falta de previsión (es decir, no hicieron su trabajo por supuesto estando físicamente en él), yo me vi obligado a hacer las maratonianas e interminables horas necesarias para acabar algo. Ahora recuerdo precisamente que en cierto tema yo sugerí una mejora, que de llevarse a cabo, se lograría reducir el tiempo de realización de una tarea. Se me vetó de inmediato, sin pararse nadie a pensar en llevarla a la práctica.... "siempre se ha hecho así, y así lo seguiremos haciendo", me contestaron más o menos.
En fin, que considero que este tema es muy largo como para dedicarle un post en profundidad, pero creo que la idea está más o menos clara.
A mí lo que me parece triste es que nuestro país tenga una de las jornadas medias laborales más altas, y sin embargo una tasa de productividad de las más bajas....

Y conectando con este tema (si es que ya me estoy calentando), siempre he defendido el cumplimiento ESTRICTO de la jornada laboral anual estipulada. A fin de cuentas, es por lo que nos pagan y por lo que asistimos a diario al curro.

Si por ejemplo un físico, o un ingeniero, o un economista, o un abogado tiene que hacer, por casualidades de la vida, una jornada anual de 2100 horas (necesidades y obligaciones del puesto, muchachos) , y un trabajador -de buzo pa entendernos- hace 1775, resulta que a lo mejor si éste operario haría el mismo número de horas que el economista, al final de mes cobraría más dinero pues esas horas extra SE LE PAGAN. Y este aspecto es irrebatible: si no hay pasta, el señor trabajador (como diría Arriortúa) no trabaja. En cambio, ¿porqué el economista no cobra? Yo lo he visto y lo he disfrutado en mis propias carnes.... "es por aprender", me dijeron. Y un huevo de tu padre, le pensé a la cara.

Actualización al 28/1/2010:

Hoy sin ir más lejos, he comprobado cómo la jornada laboral anual de España es de las más altas, y con los rendimientos más bajos. En una tarea encomendada por mi jefe ("estoy con mucho trabajo, haz esto") he observado cómo, por pura rutina, se hace un trabajo de una forma que podría hacerse en la mitad de tiempo, tan sólo cambiando el orden de hacer las cosas. Al comentar esto, he escuchado: "no intentes organizar nada, ya está todo bien pensado". De república bananera. Eso sí, si alguien ve a mi jefe todo el día de un lado a otro, pensará : "cuánto trabaja". Qué pobre hombre, pensaré yo.

En otra ocasión, sugerí al mismo jefe el cambio en un proceso, pero que exigía una serie de pruebas (I+D, dije yo), y que de resultar con éxito, podría incluso cuadruplicar la tasa de producción, incluso más. Me escuchó atentamente, asintiendo con la cabeza, y le pareció buena idea. "La próxima vez, probaremos". Al poco rato, vi cómo hablaba con otra persona de lo mismo, y del mismo modo asentía. De esto hace ya un año y todavía espero... Y ha habido próximas veces.

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