miércoles, 28 de octubre de 2009

Oficios antiguos: condiciones laborales

En la primera parte del post ya os describí uno de los oficios de antaño, uno de esos que ya casi nadie se acuerda. También explicaba un poco lo duro que era, pues una vida trabajando en el monte a la intemperie era capaz de convertir en ancianos a gente de cincuenta años, "maduros" de hoy día: Brad Pitt tiene ahora mismo 45 años.
En alguna ocasión, hablando de esto mismo y relacionándolo con el post de Oceano acerca de la evolución, yo defendía que no es de extrañar que personas de hoy día de unos 50-60 años tengan una salud de hierro, pues si sobrevivieron a los trabajos de su juventud, sumándolo a la falta de alimentación, calefacción, vestimenta, trabajos durísimos en condiciones extremas, enfermando y sanando sin ninguna medicación porque directamente no existía (la penicilina fue descubierta en 1928), es que directamente eran producto de la selección natural. Organismos capaces de aguantar todo esto sin morir eran organismos destinados a perpetuar la especie, y que no desarrollaban enfermedades antes de llegar a la edad reproductiva, ni probablemente lo harían después. Conozco a gente que la primera vez que ha ido a un hospital ha sido con 70 años cumplidos, o con su primer análisis de sangre a los 55.
Bueno, pues volviendo al tema del post, os envío una foto del agua mineral natural que se bebieron estas gentes, con todos los oligoelementos y factores organolépticos habidos y por haber:



Como véis, es un agujero con paredes de cemento en un suelo fangoso llamado trampal, en el que directamente el agua se va escurriendo dentro. Y se coge con el vaso y se bebe, sin más. El vaso de plástico es moderno y el cemento también, ya que antaño las paredes eran de madera hoy podridas por el tiempo y el abandono. Alguien recuperó este "cubito" en el monte para que lo podamos ver y acordarnos de que hoy venden agua embotellada, y tan fácil de coger como alargar la mano cuando pasamos con el carrito del super. Imaginaos trabajar cortando árboles (con hacha por supuesto), en verano a casi 40ºC, con el cuerpo lleno de sudor, serrín, astillas y resina, y tener que ir a beber a una fuente de éstas ¡¡a varios kilómetros de distancia!!. Una experiencia vital intensa como pocas. Ah, y se me olvidaban las manadas de mosquitos que hay en esos sitios en verano. Vulcatoros los llaman en la Ribera.

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