martes, 9 de junio de 2009

Cómo entrar en un concierto con una fotocopia

El título ya adelanta el final, pero sirva para animar al lector, que esto va para largo.
No se trata de un timo. Quien así lo crea y quiera repetirlo, que sepa que si lo intenta un millón de veces, un millón de veces fallará. Esto solo ocurre una vez en la vida. Sirva sobre todo para demostrar que cuando se tuerce una cosa, las demás que siguen van más torcidas aún. Pero echándole ganas se pueden volver a su sitio.
La siguiente historia que os cuento nos ocurrió el pasado fin de semana. Ya dijimos que íbamos a ir y fuimos. Cuatro amigotes de escapada a Madrid, nada menos que al concierto de los sempiternos ACDC, que se celebraba en el estadio Vicente Calderón.
Salimos de Pamplona a eso de las 4 y media de la tarde. El concierto empezaba a las 10. Bueno, un poco justos de tiempo, pero déjate que yomesédondestánlosradares.
Ya llegamos a Madrid, no sin antes pasar por una tromba de agua que presagiaba lo peor. – A ver si se va a suspender el concierto. Afortunadamente no fue así, pero los nubarrones siguieron con nosotros.
Ya conseguimos aparcar, eso sí, metiendo una rueda en la acera, que con lo pequeño que es Madrid hay que aprovechar bien todos los huecos, verdad.
Y en eso que el que llevaba las entradas suelta.- Oír, que no tengo las entradas, me las he dejado en Pamplona.
- Venga ya, no digas gilipolleces.
- Que no, que no. La cara que puso decía la verdad.
Decepción, rabia, risilla floja, agobio general.
Ya eran las 9 pasadas. Desde luego no nos íbamos a volver sin intentarlo todo. Como las entradas las pillamos a través del Corte ingles, allá que nos fuimos a ver si nos apañaban. Llamadita a casa para que nos llevaran las entradas al departamento de atención al cliente y desde allí que cotejaran que las entradas estaban en Pamplona, para que en Madrid nos hiciesen una copia. Que nadie se queje ahora que hayan puesto un corteinglés en Pamplona ¿ein? Bueno, la teoría estaba bien, pero la señorita de Madrid pues “no pudo” hacerlo, puesto que “no era de su responsabilidad” el emitir duplicados y patatín patatán. Desde aquí, vaya un saludo. Lo más que conseguimos es un fax de la fotocopia de las entradas, más la correspondiente factura. Digamos que a lo mejor a un notario le enseñas el papel, y se lo explicas tranquilamente sentadito en su despacho a lo mejor te cree. Pero al gacho que le toque estar en la puerta de un concierto al que asisten 60.000 pelendengues, ¡y un jamón!. Bueno, con dos cojones y un palo, allá que vamos. ¡Taxiií! Atodalaostia pal Vicente Calderón. Ya eran las 10 y pico y el concierto tenía que estar apuntito. Aún nos quedaba llegar y peor aún contarle al de la puerta el cuento de María Sarmiento. Ya con los nervios a tope le contamos todo al taxista, que rápidamente se pone de nuestro lado. – Jo´de macho, que putada, pero yo creo que sí que os dejan entrar hombre si es que tienes todos los justificantes y eso. Y en medio de la conversación salta el taxista - ¡mierda! Que me he saltado el cruce. ¡no jodas hombre! Lo que faltaba. Y que paquí pa llá, que si yo siempre voy por la M30 el tío da la vuelta donde puede y aprieta más el acelerador. -Pero tranquilo hombre que a ver si nos la damos y no llegamos. Y se mete por una calle sin salida, y que sí que el estadio tiene que estar cerca. Una pareja que pasaba por allí amablemente nos dice que no, que el estadio está más lejos. Un saludo a la pareja. Date la vuelta, y el concierto que ya ha empezado. Hay que jodernse. Mira tú que caer en el único taxista de Madrid que no sabe dónde está el Vicente Calderón. ¡por favor!. Finalmente ya conseguimos llegar al estadio al ritmo de Thunderstrock. Y el taxista más que nunca implicado con nosotros le empieza a contar al municipal de turno que si estos clientes llegan del aeropuerto y tienen que entrar al concierto pero que han perdido las entradas a ver si nos podía ayudar. Claro hombre, para eso están los municipales ¡coño!, para ayudar a colarse a la gente en los sitios.
Dejamos al taxista rápidamente. A ver si nos la va a liar más y no tenemos tiempo que perder. Por supuesto no nos cobró la carrera. Desde aquí un saludo al taxista.
Ya habíamos hecho lo difícil. Ahora quedaba lo imposible.
Suerte para nosotros que ya todo el mundo estaba dentro, y en la puerta estaban tranquilos. Preguntamos por el jefe. Al que se había olvidado las entradas le tocaba torear. Ala maestro, ¡suerte!
Desde donde estaba no oía lo que le contaba al señor de la puerta, pero la cara de desinterés que ponía con lo que le contaba el colega, y mientras se fumaba un pitillo, lo decía todo. En un momento dado le llaman desde dentro. – Buah, ya está, ya no creo que vuelva. Pero volvió, y siguió escuchando ¿A quién no le han contado alguna vez una historia tan increíble que no podía ser mentira?
-¿Cuántos sois, cuatro?. Ala pa dentro.
Su-bi-dón. No-pue-de-ser. Corre antes de que cambie de opinión. El hombre recibió un beso por parte de nuestro amigo que casi lo ahoga. Desde aquí un saludo a este alma caritativa.
Los ACDC geniales, en su línea. Los tuvimos que ver en tamaño clic de famóvil desde lo alto del frente atlético, pero allí estuvimos. Desde aquí un saludo a la banda. Larga vida al rock&roll.

5 comentarios:

  1. Qué aventura! anda que no me he reido yo ni ná. pero tengo un par de cosas que puntualizar.
    1. a esas cosas hay que ir con tiempo hombrededios.
    2. sí, Madrid es tela de grande, si aparcas en el más allá, osease en Móstoles, encuentras sitio fijo y aún así tengo mis dudas xD y
    3. el Taxista claramente era del Madrid, cómo va a saber donde está un estadio de un equipo de segunda? Anda que....

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  2. LA PUTAAAAAAAA JAJAJAJAJAJA
    ES TREMENDOO
    VAYA ODISEA
    UNABRASO

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  3. Qué guay!!! jajaja me ha flipao la historia, y he ido a parar a ella gracias a mi búsqueda en google: cómo colarse en un concierto, asíq imaginate lo q me estoy planteando... jejeje espero tener el mismo resultado!!

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  4. Ah, y amo al taxista q os llevó. Esa buena gente solo la hay en España. Spain is definately different!!!!!!!

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  5. Suerte, Cherry*. Pero estas cosas no pasan todos los días, ni en Spain.
    Pásate por aquí y nos cuentas qué tal te ha ido, pero ten en cuenta que quizás en este caso funcionó porque la historia era absolutamente cierta.

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